sábado, 12 de junio de 2021

Carta No. 11



Tanto sin venir aquí a escribirle bolita.
No crea que por qué ya me olvide de usted.

Más bien es por qué creo que ya le dije lo más importante: la extraño! La quiero!! Y ni en un millón de vidas termino de darle las gracias!

Me siento tan vacía bolita, si corrieran otros tiempos seguro vendría aquí a diario a contarle mil cosas, algunas interesantes y otras tal vez no tanto, pero seguro el estado de euforia y asombro en el que solía vivir me hubiese traído hasta aquí a cada rato.
Pero ya no bolita. Me he vuelto monotematica y gris... Casi siempre agotada en todos los sentidos y por estos días con un barrigón que me trae lenta y achacosa y que anuncia la próxima llegada de Azul, una bisnieta más en su linaje. 
Ando combatiendo monstruos bolita, uno grande que desde hace un par de años me tiene el corazón echo nudo por qué atenta contra lo que más amo, le hace daño a uno de esos pedacitos de cielo que Dios me ha dado y hay que darle batalla cada día, sin tregua ni descanso, no hay cese en declararle la guerra a esa quimera que me lo quiere robar y es extenuante.
Últimamente pienso mucho en usted... Y en Jez... Para mí representan las raíces más profundas de mi corazón, lo más icónico de mis afectos de siempre, ustedes están ahí en todos mis recuerdos, siento que ustedes y unas poquititas personas más son las únicas que me conocen de verdad y las únicas que me quieren por esa misma razón, por qué saben quién soy... 
Aunque ya no soy la que soy bolita... Y tal vez entre tanto enredo eso es lo que quiero decir: que no solo los extraño a ustedes, también me extraño a mi... Un montón! 
Extraño la vida sencilla, la que no pesa tanto, la que fluía sin tanto esfuerzo, sin tanto drama. Esa en la que había espacio para historias que no perdían encanto por más que se repitieran una y otra vez, de comidas que sabían a hogar solo por qué llevaban amor para dar y repartir a manos llenas, de tiempo y espacio para mirar a los ojos y platicar, extraño a mi hermano contándome cosas con una emoción tal que resultaba contagiosa, la extraño a usted dándome paz tan solo con su mirada. Extraño sentir que todo está bien, que estoy a salvo, que puedo confiar. 

Mi mente se regresa más de tres décadas atrás. Vuelvo a ser niña, vuelvo a sentir una infinita necesidad de proteger a mi hermano aunque yo era la pequeña y el no necesitaba protección, vuelvo a acurrucarme en su regazo calentito y perfumado... Vuelvo a sus canciones y sus dichos, a su amor infinito, a sus caricias y su paz. Y mientras me dura el viaje, vuelvo a ser feliz! Gracias también por eso, por qué sigue viva, alumbrando y dando amor aquí en mi memoria, eterna e inmortal en mis recuerdos.


La quiero.
Siempre. 
No lo olvide.



                     

No hay comentarios:

Publicar un comentario